Dos cometas cruzan tus pupilas fugazmente;
El corazón del cielo quebraste con tus llantos;
Cruel desvergüenza a quien tu alma hirió con el filo de una
daga.
Sangre lustre y clara corre por tus venas;
Permitir a individuos semejantes de conceptos altivos y soberbios
que obliguen a tu alma a despojarte de tu risa soñadora y jubilosa.
No cedas, reina de marfil con corazón de plata, pues ya lo
sabes princesa;
Que en tus ojos relucen los cometas.
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