Cuidado no te vayas a ahogar en el azul de sus ojos, ahí viven y rugen las mareas más oscuras.
Más aún a la luz del alba, desgraciadamente las lágrimas de su agrietado corazón cruzan fugazmente su mirada.
Mil veces pedí un deseo cuando a sus pupilas brillaban saladas gotas de agua y en vano... los suspiros de su boca amortiguaba.